Los electrodomésticos se han convertido en aparatos necesarios en nuestro día a día. No obstante, queramos o no, muchas veces llega el temido momento en el que se estropean.
En el caso de la nevera, siempre está en funcionamiento, ya que es esencial para mantener nuestros alimentos en buen estado durante más tiempo. Como cualquier otro electrodoméstico, es posible que nuestra frigorífico comience a fallar y notemos que no enfría o que no lo hace como antes. Existen diferentes causas por las que una nevera deja de enfriar y, en función del problema, será más o menos sencillo de arreglar. A continuación, hacemos un repaso a las causas más habituales y qué hacer para solucionarlo:
La nevera está desenchufada
Parece el motivo más obvio, pero a veces un cable puede soltarse o no estar enchufado correctamente si hemos hecho algún movimiento con la nevera. Para solucionarlo, puedes comprobar directamente el enchufe, asegurarte de que la nevera sigue haciendo el mismo el sonido o que las bombillas y controles continúan funcionando.
El termostato está mal regulado
Tanto si la nevera enfría poco como si enfría mucho, es posible que estés sufriendo una avería en el termostato. Este es el encargado de controlar la temperatura del interior del frigorífico, indicando al compresor si debe generar más o menos frío.
Para comprobar si tu nevera está fallando por una avería en el termostato, puedes bajar al mínimo la temperatura. En este caso, tendrás que oír el ruido del motor del compresor poniéndose en marcha.
La nevera está muy llena
Seguro que alguna vez has llenado tu nevera más de la cuenta. Ya sea un momento puntual o porque has hecho mucha compra, llenar la nevera de más no es aconsejable. ¿Por qué? El frío no podrá llegar a todas las partes de la nevera, por lo que puede haber alimentos que se queden sin enfriar.
Igualmente, si la nevera está muy llena, no podrá ventilar adecuadamente, haciendo que el aire caliente no pueda ser expulsado.

La clase climática
La clase climática hace referencia a la temperatura ambiente recomendada por los fabricantes para que los frigoríficos funcionen de manera correcta. Lo más habitual es que la temperatura ambiente adecuada se sitúe entre los 16°C y los 32°C. De cualquier modo, puedes comprobar la clase climática en el manual o la ficha técnica del frigorífico.
Revisa estos datos y el lugar de tu casa donde está situada tu nevera para que pueda funcionar de manera adecuada. De lo contrario, con una temperatura menor o mayor, es posible que tu nevera deje de enfriar.
Hay una fuga del gas refrigerante
Con el paso del tiempo, es posible que los tubos que transportan el refrigerante a todo el aparato se oxiden o estropeen. Esto puede dar lugar a fugas que hagan necesario recargar el gas del frigorífico.
Este tipo de fallos suelen evitarse con un buen mantenimiento, que ayudará a que la nevera dure más tiempo. No obstante, llegado el momento, es necesario contactar con un profesional para que lo solucione y cargue la nevera con gas lo antes posible.

Existen varias posibilidades por las que una nevera puede dejar de enfriar. Algunas son más sencillas de solucionar, como hacer más espacio en la nevera. Sin embargo, otras como las fugas de gas o averías derivadas del termostato o el compresor necesitan de un profesional que las revise y arregle. En estos casos, te recomendamos contactar con un técnico de electrodomésticos en Madrid. Solo tienes que hacer una solicitud en 2 minutos y varios profesionales te responderán para saber más sobre la avería, facilitarte un precio y fijar una fecha para el arreglo. ¡Así de fácil y rápido!
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